jueves, 23 de agosto de 2012

Ante la represión de la policía provincial contra los trabajadores estatales

Comunicado de Prensa

Laura Vilches (delegada docente dirigente del PTS en el Frente de Izquierda) “es necesario que inmediatamente se llame a un paro general provincial y a un plenario unificado de delegados de base de todos los trabajadores estatales de la provincia donde votemos un plan de lucha hasta derrotar el ajuste”.

Córdoba, Jueves 23/08/12 (Prensa PTS) Ante la represión de la policía provincial contra los docentes Laura Vilches delegada docente y dirigente del PTS en el Frente de Izquierda declaró, “repudiamos la brutal represión de De La Sota que cuenta con la complicidad del intendente Mestre, exigimos la libertad inmediata de todos los detenidos, hacemos responsable al gobierno provincial de los heridos y exigimos el cese inmediato de la represión”. A su vez Vilches señaló “la repudiable represión de la policía provincial despejando la plaza vino bien a los dirigentes como Pihen o Monserrat para evitar hacer un acto donde se iba a expresar indudablemente la exigencia de los docentes de plan de lucha y paros escalonados que votamos ayer màs de 500 delegados docentes de capital. Para evitar las maniobras burocráticas que quieren llevar la lucha a un callejón sin salida es necesario que inmediatamente se llame a un paro general provincial y a unplenario unificado de delegados de base todos los trabajadores estatales de la provincia donde votemos un plan de lucha hasta derrotar el ajuste. No podemos dejar la lucha en manos de estos dirigentes que hasta hace pocos días eran buenos amigos de De la Sota.

Contactos:

Laura Vilches                    0351 153 098233
Hernán Puddu                   0351 155 148622
Prensa (Joaquín Ramírez)  0351 156 621212

Secretaría de Prensa del PTS
en el Frente de
Izquierda

Trotsky, un hombre de estilo



Posteamos aquí una muy buena nota de Eduardo Grüner
Opinión
En uno de los films de la estupenda Tetralogía del Poder de Alexander Sokurov, Stalin visita a un Lenin ya casi agonizante en su dacha, y le entrega un bastón con el puño exquisitamente labrado, que le envía de regalo el Comité Central. Compungido (cínicamente, hay que entender: al ascendente Stalin no se le puede escapar la simbología de regalarle un bastón al declinante Lenin), le informa que se había pensado inscribir en él una dedicatoria: al más grande hombre de la URSS, padre del socialismo, héroe titánico de la revolución, cosas por el (deplorable) estilo. El problema es que una decisión tan importante (¿?) requiere el voto unánime de todos los miembros del Comité y ha habido un voto en contra. Lenin lo interrumpe sin vacilar: “Ya me imagino: Trotsky”. La tragedia que ya ha empezado a atravesar a la Revolución Rusa está plenamente condensada en este episodio –sea verídico o imaginario–: poco tiempo después Lenin estará muerto, Trotsky será un paria, Stalin transformará el gobierno de los soviets en su personal dictadura burocrática y sanguinaria. La anécdota también pinta de cuerpo entero una posición política e intelectual de Lev Davidovitch Bronstein (a) Trotsky: los liderazgos son respetables y necesarios, pero la causa revolucionaria, llevada adelante por las masas en su conjunto, no puede ni debe reducirse al culto de la personalidad, así la “personalidad” sea el mismísimo Lenin. Cuando eso termina triunfando, se puede decir que ya está casi todo perdido. Las personas sin duda existen: no hay dos hombres que sean iguales, los “estilos” (políticos, literarios, lo que fuere) de los líderes pueden hacer mucha diferencia en la historia. Pero la diferencia es en la historia: los individuos y las masas la hacen, en condiciones que no pueden elegir –para hacer una cita canónica–. Tampoco pudo elegirlas Trotsky. Pero sí eligió no traicionar la parte de la historia de la que había sido un protagonista central. Y no traicionarse a sí mismo, ni siquiera –y quizá sobre todo– en el “estilo”.
También elige, Trotsky, escribir su autobiografía (en 1929, ya en el exilio, del cual sólo saldrá con su asesinato por los esbirros de Stalin en 1940) en primera persona. Y titularla Mi Vida. Ese hombre se piensa a sí mismo como, nuevamente, persona: no deja de lado las singularidades de su existencia, sus pasiones, angustias, placeres, gustos. Sin embargo, lo que ocupa el centro de la escena, prácticamente en cada página, es su persona política: aquellas singularidades “existenciales” nunca dejan de serlo, pero están atravesadas y “sobredeterminadas” por el papel que cree le ha sido dado cumplir en la historia que, lejos de ser un “ya fue” (como reza cierta sintomática jerga actual), es una historia en curso, en la cual hay que “seguir participando”, y en la primera línea. Con mucha frecuencia, y con razón, se ha señalado la pasmosa personalidad de alguien que, mientras dirige el Ejército Rojo en medio del fragor de la batalla revolucionaria, escribe Literatura y Revolución. Es decir: con una mano, apunta los cañones o diseña las cargas de infantería al mismo tiempo que debate la lógica política de las decisiones militares (porque no es un “militarista”, sino alguien a quien la política y la historia han obligado a tomar las armas); con la otra –caso único de apertura intelectual entre los grandes dirigentes revolucionarios– teje palabras para hablar de Tolstoi, Maiakovski, Gorki o Gogol, pero también de Céline, de Silone, de Jack London o de Malraux, y para defender –con las reservas y matices que correspondan, pero defender al fin– cosas tan poco “proletkult” como el surrealismo, la literatura de vanguardia o el psicoanálisis, y en general la libertad más absoluta en el arte, la literatura, la filosofía o la ciencia.
El título mismo, Mi Vida, adquiere pues una nueva resonancia: es lo que se intuye que está en juego, que muy probablemente se va a perder, pero que sin embargo hay que defender –como un león– hasta el último aliento: no sola ni principalmente por un comprensible instinto de supervivencia, sino porque está indeleblemente inscripta en toda una historia que debe ser defendida contra la barbarie.
En ningún momento se escucha, en esa escritura, ni una nota de arrepentimiento (que no es lo mismo que “autocrítica”), mucho menos de autoconmiseración: no se permite la indulgencia consigo mismo que hubiera significado salirse de su posición protagónica en el campo de batalla. Esa también es, para él, una cuestión de “estilo”: otra vez, el mismo estilo vital que lo sostiene en ese campo de batalla es el que le hace generar concepciones teóricas decisivas como el desarrollo desigual y combinado y la revolución permanente (que tantos bien poco simpatizantes de Trotsky usan incluso sin saber de dónde las sacaron: hasta ese grado ha fracasado su “borradura”). No son muchos los que en el siglo XX, incluso estando en una posición similar, han sido capaces de hacer algo así, y encima de regalarnos una gran escritura, ante la cual es imposible no conmocionarse cualquiera sea la opinión sobre posiciones políticas particulares. Después de la citada y magistral biografía de Deutscher (y a su manera, la de Victor Serge), no ha sido capaz de estar a esa altura ninguna de las biografías o novelas biográficas que nos han caído en la última década –y cabría preguntarse por este verdadero “síntoma” en el contexto de la feroz crisis mundial que está atravesando el capitalismo–: con la muy estimable excepción de la novela del cubano Leonardo Padura, las demás oscilan entre un estúpido odio reaccionario que lleva hasta la más delincuencial falsificación, y las tonterías apenas epidérmicas que insultan la inteligencia de cualquier lector mínimamente sensible.
Este 72º aniversario del asesinato de Trotsky coincide con la aparición de una nueva edición de Mi Vida. Esta autobiografía será el segundo volumen de las Obras Escogidas, publicadas por el Centro de Investigaciones y Publicaciones León Trotsky, de Argentina. Esta serie de obras del revolucionario ruso, inaugurada con Stalin, el gran organizador de derrotas, se publicará como parte del esfuerzo conjunto del CEIP y el Museo Casa de León Trotsky, de México, por poner al alcance de nuevas generaciones que, lejos del “ya fue”, vuelven a reclamar su lugar en la historia.

domingo, 19 de agosto de 2012

Gitano y romancero


Aunque se quejara de que el gitanismo le daba un tono de incultura, de falta de educación y de poeta salvaje que no era, como no recordar sus romances gitanos...
"Ser espía de los rusos, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual" así acusaba el franquismo a Federico García Lorca para fusilarlo un día como hoy, 76 años atrás...
Vaya este bello y propio llanto en su homenaje.

 La cogida y la muerte

A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!




De yapa: la lorqueana Camila Sosa...



martes, 7 de agosto de 2012

Carta abierta a la redacción del diario Día a Día

Atenti: Día a Día renueva este concurso en el que te proponemos divertirte un rato con estas divas de la política.
Colage de fotos con que presentaban la nota "Votá a la política cordobesa más linda" 
el patriarcal diario Día a Día. Abajo, mi respuesta 
repudiando el contenido machista de esta campaña y solicitando se me excluya del "concurso".



Córdoba, 7 de agosto de 2012


Lamentablemente, la redacción de Día a Día en su edición de hoy, propone un banal entretenimiento a sus lectores: elegir a "la política cordobesa más linda". En una una provincia con un enorme peso opresor de la Iglesia, que se volvió punto neurálgico de las redes de trata en Latinoamérica, donde miles de mujeres son 

secuestradas para la prostitución, donde mueren cientos de mujeres jóvenes al año por consecuencia de abortos clandestinos, esta campaña del diario Día a Día, no puede ser más que un insulto a quienes peleamos cotidianamente por los derechos de las mujeres trabajadoras, por la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, por dejar de ser consideradas objetos de deseo y consumo masculino. Esta campaña evidentemente pareciera no reparar en que esos derechos negados tienen importancia vital para muchas de nosotras, expuestas a ser echadas del trabajo por estar en negro, violadas o abusadas por jefes, patrones como ocurrió con Eli Díaz y demostramos en el juicio en que defendimos desde nuestra agrupación a esta compañera.
Por otra parte, sólo el machismo más obtuso de los redactores puede igualar como “mujeres” a quienes nada compartimos en la política, por lo derechos contrapuestos que defendemos. Qué tenemos en común las militantes del PTS con Mónica Zornberg y Virginia Faggioli si pertenecen al partido De la Sota y Schiaretti que impuso una Ley de educación clerical, con represión y detenidos entre los cuales me encontraba?
Cómo puede igualarseme en mi condición de trabajadora docente que pelea contra su De la Sota y Grahovac mientras ellas son del gobierno que nos impone techos salariales y ahora busca recortar nuestras conquistas en materia de jubilación?
Nada tampoco, tenemos en común con las mujeres militantes del juecismo o el radicalismo, aliadas incondicionales de la Iglesia Católica, la misma que pone trabas para que conquistemos el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y nuestra vida. La misma que impone una moral reaccionaria por la cual asesinaron a Natalia Pepa Gaitán, sólo por ser pobre, mujer y lesbiana.
La campaña que ustedes lanzan, no hace más que cubrir con un manto de frivolidad la militancia política de las mujeres, ocultando las profundas diferencias políticas entre quienes peleamos día a día por los derechos de las mujeres y junto a la clase trabajadora y aquellas que pertenecen a partidos como el PJ, la UCR, el Frente Cívico o el FAP que defienden los intereses de las patronales industriales, sojeras o el estado precarizador.

Mención aparte merecen, señores, sus poco felices palabras en las que se refieren a las mujeres como “piezas” o el vulgar “chiste” de que estamos “para el crimen”. Qué diría Wanda Tadei, asesinada por ser mujer mientras su verdugo se pasea airoso con la agrupación K “Vatayón militante”? Qué creen que sentiría Natalia Gaitán, asesinada por lesbiana? ¿Qué, las miles de mujeres secuestradas por las redes de trata y prostitución para el “goce” de hipócritas señores que seguro en sus casas maltratarán a sus esposas e hijos? Qué creen que sienten las compañeras en situación de prostitución asesinadas, violadas, maltratadas por la policía… si el crimen contra sus derechos a la salud, vivienda, educación es pan de todos los días?
Como militante política, luchadora por los derechos de las mujeres trabajadoras y la juventud en esta sociedad patriarcal, repudio enérgicamente este intento de banalizar nuestra militancia, la de las miles de mujeres que día a día luchamos por nuestros derechos en las fábricas, escuelas, universidades porque tenemos los salarios más bajos, porque la mitad de nosotras trabaja en negro, porque luego de jornadas laborales extenuantes tenemos que volver a nuestros hogares y realizar las tareas domésticas que recaen sobre nuestras espaldas como si fuese algo “natural” y no la imposición de un sistema que se ahorra trabajo no pago a costa de nuestras cadenas.
Como militante política, como luchadora por nuestros derechos, no voy a avalar este decadente concurso que lo único que hace es reproducir estereotipos que la mayoría de las veces pagamos con nuestras vidas.
Por eso, y por el respeto y solidaridad con las mujeres lectoras de este diario, exijo que además de excluirme a mí de esta nefasta “elección”, se publique esta carta aclarando a los lectores mi visión y la de la organización en la que milito, el Partido de Trabajadores por el Socialismo y la agrupación de mujeres Pan y Rosas.

Laura Vilches, dirigente del PTS 
en el FRENTE DE IZQUIERDA y de los trabajadores